Los campesinos, los principales afectados
- Camilo Serrano
- 12 nov 2017
- 1 Min. de lectura
“Cuando ya vea el agua cerquita, iré a destechar. Le quito el zinc, las puertas y la madera, para no perder tanto. Es lo único que puedo hacer cuando todo el Gobierno está a favor de Emgesa”. Así se despidió de su casa Francisco Cabrera, un pescador que durante sus 55 años ha vivido del río Magdalena en la vereda Veracruz, en el municipio huilense de Gigante. Su casa es la última que quedó en pie en esa zona y aunque hasta el último minuto se resistió a abandonarla, no tuvo otra opción cuando empezaron a llenar las más de 8.500 hectáreas de la represa El Quimbo. Si se compara con Bogotá, es como si se inundara desde la Plaza Bolívar hasta la calle 100, hacia el norte y hasta Fontibón, hacia el occidente. Y la cantidad de agua que se necesita para El Quimbo es la misma que se requeriría para cubrir más de tres veces la isla de San Andrés. De hecho, ocupa parte de seis municipios del Huila: Gigante, El Agrado, Garzón, Tesalia, Altamira y Paicol.

Cincuenta campesinos protestaron en las tierras adquiridas por Emgesa en el municipio de Altamira, en una zona conocida como el Llano de la Virgen.
En las tierras donde están las nuevas casas, trabajaban campesinos que hoy ya no tienen sustento ni techo y Emgesa no los reconoce como afectados.
Comments